Es con gran alegría que les participamos la llegada de nuestra princesita: Hana Sofia. Ella nasció el domingo 24 de Febrero (con 41 semanas y 1 dia de gestación) a las 16:46 de cesárea en el Hospital Universitário con 3,765 kg y 52 cm. Ha sido el momento más especial y feliz de nuestras vidas. Nuestra angelita llegó llenándonos a todos de mucho amor, unión y alegría. Es una bebé super querida, dulce y tranquilita, un regalito de Dios.
Queríamos agradecerles nuevamente por compartir con nosotros el proceso de su gestación, la expectativa de su llegada, por sus oraciones, buenos deseos y el cariño y amor de siempre. La mamá y la bebé están bien, recuperándose y adaptándose a la nueva rutina.
Y el parto, como fué? algunos nos preguntan. Pues les contamos que como parte del protocolo médico de la maternidad del HU, después de las 40 semanas de gestación, las señales vitales de la mamá y la bebé son monitoradas a cada dos días por medio de una cardiotocografia. Caso no se presente trabajo de parto (contracciones, rompimiento de fuente o pérdida del tampón mucoso), en la semana 41 es realizada inducción de parto. De esa forma, y después de firmar un término de conocimiento del procedimiento, dimos entrada en la maternidad el sábado 23 de Febrero a las 11:00 a.m. En seguida, la inducción comenzó con la introducción de unas pastillas vaginales llamadas Misoprostol a cada 4 horas para aflojar el colo del útero, antes de iniciar el trabajo de parto. Al colocar la tercera pastilla, a las 11:00 p.m., el colo comenzó a dilatar. En ese momento fué aplicada Ocitocina para estimular contracciones, las cuales comenzaron cada vez más fuertes y rítmicas (4 y 5 a cada 10 minutos). Las contracciones continuaron hasta por la mañana cuando sorpresivamente a las 11 a.m. rompió el tampón mucoso y en seguida tipo 1:00 p.m. sentí escurrir una agua calientita, señal que había roto fuente. En ese momento, el colo del útero había dilatado hasta 5 cm. La indicación médica para continuar dilatando fué caminar por los pasillos de la maternidad y hacer ejercícios en la bola de gimnasio. Y así fué, una hora después (2:00 p.m.) ya había dilatado 2 cms y otra hora después (3:00 p.m.) 1 cm más. Con 8 cm dilatados faltarían apenas 2 cm para iniciar la expulsión, por lo que los médicos pidieron para continuar haciendo los ejercicios de bola, esta vez dentro del baño con agua tibia para aliviar el dolor de las contracciones.
Se pasó una hora (4:00 p.m.) y continuaba con los mismos 8 cm de dilatación, lo cual hizo reunir los tres obstetras de turno para reavaliar la causa, dado que generalmente los últimos cm son alcanzados mucho más rápidos. De esa forma, encontraron que la cabecita de Hana estaba en un ángulo poco favorable para realizar el parto vaginal y que mismo que continuaramos con ejercicios para ayudar la dilatación, el proceso no iba a avanzar y la situación iba a ser cada vez peor para ella. Así, a pesar de haber estado en trabajo de parto por 29 horas, la indicación más razonable fué proceder con la cesarea inmediata, la cual fué practicada en poco tiempo.
Después de la anestesia, pidieron para el papá pasar a la sala de cirugía. Cuando entró, me encontró durmiendo del cansancio producido por el prolongado tiempo en trabajo de parto. Al despertarme, me contó que la bebé estaba saliendo de mí en ese preciso instante, y al ratico la escuché llorando, fué cuando sentí la emoción más grande que jamás había sentido antes. Es una sensación inexplicable de misión cumplida, de haber hecho de todo por ese ser tan pequeñito que ahora hacía parte de nosotros. En seguida, el papito cortó su cordón umbilical y Hana fué colocada en mi pecho para calentarla. Y allá estábamos los 3, llorando de alegría y reunidos, la bendición más grande de Dios para nuestra familia. En seguida, el papito fué llevado a otra sala donde tuvo el privilegio de darle el primer baño a su hijita. Y la mamá fué llevada a la sala de recuperación, donde fué colocada junto con la bebé para estimular la amamentación desde el início. Había escuchado antes de muchas amigas con dificultad para amamentar sus hijos, pero mi sensación en ese momento, era que Hana y yo ya nos conocíamos de antes y nos entendíamos a la perfección. Ella con la mayor habilidad y destreza ya agarró su pecho y la amamantación aconteció de forma tan natural, que me llegué a emocionar y a agradecer a Dios por eso y toda la alegría que estábamos sintiendo en este momento. Después de recuperarme, fuimos transferidas a las salas de Aleitamento conjunto con otras mamás donde nos cuidaron, consintieron, nos enseñaron a amamantar, a dar baño en el bebé, entre otras situaciones útiles. Por la noche, nos acompañaron la abuela Vero y el papito, y la rutina con la nuevo miembro de la família comenzó en casa dos días después cuando nos dieron de alta de maternidad.
A seguir compartimos con ustedes algunas fotos de su llegada.